El pasado 5 de Septiembre, por razones académicas, visité por primera vez el imponente edificio del Centro de Justicia de Santiago. Construcción en la que se invirtieron más de 43 mil millones de pesos y donde, en sus más de 85 mil metros cuadrados, se distribuyen las dependencias del Ministerio Público, la Defensoría Penal, los Juzgados de Garantía y los Tribunales Orales.
Cerca de las 8 de la mañana y con el sol despuntando, este “elefante” de cemento y vidrio luce imponente. La luz se refleja brillante en las ventanas, mientras el calor del ambiente no puede luchar contra la sombra de las grises paredes, bajo las cuales transitan funcionarios del poder judicial y de la policía.
A las 10 de la mañana comienzan las audiencias, correspondientes a los juicios orales que se realizan en el ala norte de la construcción. En el tercer piso existen 4 salas. En la del constado izquierdo se dictará sentencia por el caso de las hermanas Bastías, procesadas por el secuestro del niño de once años Ignacio Morales. En el extremo opuesto se encuentra en pleno proceso el caso de Lorena Neira, mujer que en marzo del 2006 atropellara a 4 personas tras perder el control de su vehículo, dejando dos victimas fatales.
Sentada en la última fila de la sala, donde se acusa a Lorena Neira, veo por primera vez fotos correspondientes a una autopsia, mientras escucho consternada las conclusiones de los peritos. Las imágenes corresponden el cuerpo, o lo que queda, de Juan Vázquez, hombre de 73 años fallecido en el accidente. La otra víctima es una niña de 10 meses de edad, cuya madre no ha presentado cargos por falta de recursos.
A la derecha de la sala se encuentra Lorena Neira, una mujer joven a quien me tope en la escalera mientras caminaba hacia la sala. A pesar de las terribles consecuencias de lo ocurrido, su persona me causa tristeza, ya que todo parece indicar que Lorena ha sufrido desde pequeña graves problemas emocionales, que le llevaron al consumo de psicotrópicos al momento del accidente.
Tres mujeres se encuentran sentadas de frente al público, la defensa, los querellantes y el Ministerio Público. Son las Magistradas a cargo del caso, encargadas de dictar la sentencia contra la imputada.
En medio de la audiencia fijo mi atención en las juezas, debido a la juventud de dos de ellas. Las continúo observando por un tiempo y me doy cuenta de que ambas mantienen un cuchicheo constante. La Primera Magistrada se cubre la boca y se inclina hacia se izquierda para susurrar al oído de su colega. Esta responde y ambas sonríen, retornando a su rictus habitual cuando vuelven la mirada hacia el frente.
La curiosa actitud de las juezas llama la atención del grupo de personas que me acompaña, generando molestia e incomodidad, teniendo en cuenta las características del caso que todos presenciábamos.
Cerca de las 8 de la mañana y con el sol despuntando, este “elefante” de cemento y vidrio luce imponente. La luz se refleja brillante en las ventanas, mientras el calor del ambiente no puede luchar contra la sombra de las grises paredes, bajo las cuales transitan funcionarios del poder judicial y de la policía.
A las 10 de la mañana comienzan las audiencias, correspondientes a los juicios orales que se realizan en el ala norte de la construcción. En el tercer piso existen 4 salas. En la del constado izquierdo se dictará sentencia por el caso de las hermanas Bastías, procesadas por el secuestro del niño de once años Ignacio Morales. En el extremo opuesto se encuentra en pleno proceso el caso de Lorena Neira, mujer que en marzo del 2006 atropellara a 4 personas tras perder el control de su vehículo, dejando dos victimas fatales.
Sentada en la última fila de la sala, donde se acusa a Lorena Neira, veo por primera vez fotos correspondientes a una autopsia, mientras escucho consternada las conclusiones de los peritos. Las imágenes corresponden el cuerpo, o lo que queda, de Juan Vázquez, hombre de 73 años fallecido en el accidente. La otra víctima es una niña de 10 meses de edad, cuya madre no ha presentado cargos por falta de recursos.
A la derecha de la sala se encuentra Lorena Neira, una mujer joven a quien me tope en la escalera mientras caminaba hacia la sala. A pesar de las terribles consecuencias de lo ocurrido, su persona me causa tristeza, ya que todo parece indicar que Lorena ha sufrido desde pequeña graves problemas emocionales, que le llevaron al consumo de psicotrópicos al momento del accidente.
Tres mujeres se encuentran sentadas de frente al público, la defensa, los querellantes y el Ministerio Público. Son las Magistradas a cargo del caso, encargadas de dictar la sentencia contra la imputada.
En medio de la audiencia fijo mi atención en las juezas, debido a la juventud de dos de ellas. Las continúo observando por un tiempo y me doy cuenta de que ambas mantienen un cuchicheo constante. La Primera Magistrada se cubre la boca y se inclina hacia se izquierda para susurrar al oído de su colega. Esta responde y ambas sonríen, retornando a su rictus habitual cuando vuelven la mirada hacia el frente.
La curiosa actitud de las juezas llama la atención del grupo de personas que me acompaña, generando molestia e incomodidad, teniendo en cuenta las características del caso que todos presenciábamos.
En medio de un receso, una de mis compañeras se acerca al estrado y pide hablar con la Magistrada en cuestión para reprocharle su extraña actitud. Sin embargo, esto es imposible, según explica un anciano funcionario, quien ante el comentario de lo ocurrido responde: “es que algunas veces la gente dice tantas tonteras que es inevitable reírse”.
4 comentarios:
Camívola!!
Tienes el primer blog que conozco que se atreve a hablar del Poder Justicial y, al mismo tiempo, tener un fondo rosado. Muy audaz y experimental. Eso me gusta.
Y que conste que sólo te posteo para que me postees tu!! No, es broma, lo hago porque es una muy buan manera de saber de ustedes mientras no nos vemos...
Ya Camy, ahí nos vemos. Besotes
jajaja es verdad, blog es un buen medio de comunicacion para saber de los amiguis, aunque es un poco público! jajaj AY AMIGA! acabo de llegar a santiago! ya me quiero volver a viña y a esas tardes de playa sin hacer nada más que mirar el mar, jugar paletas o escuchar muúsica junto a los amigos: NO QUIERO UUU (lloooorooo)...nos vemos mañana en tu casita!!...chaitooo
oye! así que anduvimos por los mismos lados y ni nos topamos... Bueno, pasé por Pucón apenas 2 días así que... hubiese sido difícil jeje. Oye! a todo esto.... !yo no vi el volcán! ¡porque tu si! ¡in-jus-ti-cia! Jaja. Bueno, igual lo vi desde la carretera hoy pasando para Temuco (que rabia!).. obviamente el único día despejado fue el último.
Besos y nos vemos a la vuelta
muy lindo tu blog..mm.. una lata escribir de temas como este, pero lo hiciste entretenido!... besitos!!!
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